Cada vez más gente se plantea tener una piscina natural. No es solo por cómo se ve —que ya de por sí es precioso—, sino porque proponen algo distinto: vivir el jardín como un lugar donde el agua, las plantas y el entorno se entienden entre ellos. Sin cloro. Sin prisas. Sin romper lo que ya está. En este artículo te contamos por qué están tan en auge, cómo se diseñan y cómo las terrazas pueden ser ese complemento perfecto que hace que todo encaje sin forzar nada.
¿Qué es una piscina natural?
Para empezar, no es una piscina como las de siempre. Tampoco es solo un estanque. Es un espacio que funciona de forma parecida a un ecosistema natural. El agua se mantiene limpia gracias a plantas acuáticas, gravas, zonas de filtrado y otros elementos que trabajan en equilibrio.
Suelen tener dos áreas. Una es la de baño —como cualquier piscina— y otra se llama zona de regeneración, que es donde ocurre la depuración biológica. Ahí, las plantas hacen su trabajo: limpian, oxigenan, filtran. Y de paso, embellecen. Lo interesante es que el conjunto se diseña para que no parezca algo añadido, sino parte del paisaje.
¿Por qué elegir una?
Hay quien llega a estas piscinas buscando algo más sano. Otros, por estética. Y algunos, simplemente porque ya no quieren productos químicos en casa. Sea cual sea el motivo, hay ventajas que conviene conocer:
- No usan cloro: Ni productos agresivos. Eso hace que sean más respetuosas con el entorno.
- Visualmente funcionan muy bien: Se adaptan al terreno, sin desentonar.
- Buenas para la piel: Sobre todo si tienes sensibilidad o alergias.
- Requieren menos mantenimiento del que parece: Al principio hay que diseñarlas bien, eso sí. Pero luego el sistema se regula casi solo.
Diseñar bien desde el principio
Esto no es hacer un agujero y llenarlo de agua. Hay todo un proceso detrás, y tiene mucho que ver con observar, con entender el terreno y con saber dejar que la naturaleza haga su parte.
- Formas más libres: Olvídate de lo rectangular. Aquí mandan las curvas, los bordes suaves, las orillas desiguales.
- Materiales reales: Piedra, grava, arena, madera sin tratar… Lo que ya hay en la zona o algo que se sienta parte de ella.
- Plantas que trabajan: No es poner verde por poner. Las especies deben purificar, oxigenar y adaptarse bien al clima.
- Buen sistema de filtrado: Es clave. La zona de regeneración tiene que estar bien dimensionada.
- No pelearse con el terreno: Si hay pendiente, se aprovecha. Si hay sol por un lado, se tiene en cuenta. Todo influye.
Terrazas que se integran sin hacer ruido
Una terraza puede ser el complemento ideal. No solo porque da sombra o un lugar donde sentarse, sino porque ayuda a que todo el conjunto tenga sentido. Y cuando se diseña con cabeza, se convierte en una extensión natural del jardín.
¿Qué suele funcionar? Materiales como madera, piedra del lugar, vegetación autóctona… y mucho respeto por el entorno.
- Niveles que acompañan el terreno: En vez de aplanar, se siguen las pendientes.
- Verde por todos lados: Jardineras, techos vegetales, muros con plantas. Todo ayuda a que la terraza no rompa el paisaje.
- Muebles que no llamen la atención: Colores neutros, formas suaves, materiales naturales.
- Luz suave, no de escaparate: La iluminación solar, discreta, embebida en el espacio, puede cambiar completamente el ambiente por la noche.
Una forma distinta de entender el exterior
Tener una piscina natural no es solo una decisión de diseño. Es también una manera de mirar el espacio exterior desde otro lugar. Menos intervención, más acompañamiento. En zonas como Mallorca, donde el clima lo permite, se convierten en pequeños refugios que se pueden disfrutar gran parte del año.
Ya sea en una finca de interior o en una casa moderna junto al mar, estas piscinas no solo suman valor: cuentan algo sobre quién vive ahí. Y eso, hoy, vale mucho.
Tendencias que están marcando el rumbo
No hay una sola forma de hacerlo bien. Pero hay ideas que se repiten porque funcionan y generan experiencias muy completas:
- Piscinas sencillas pero con mucha vida: Líneas básicas, vegetación que desborda, detalles que no buscan llamar la atención y lo consiguen igual.
- Diseños que tocan todos los sentidos: Agua que suena, plantas que huelen bien, texturas que invitan a descalzarse.
- Cubiertas verdes: Encajan en terrazas o pérgolas y, además, aíslan.
- Sombra natural: Con cañizo, tela o madera ligera. Todo lo que dé frescor sin cortar la vista.
¿Quieres una en tu casa? Esto conviene tenerlo claro
- Estudia bien el terreno: No todos los suelos responden igual. Tampoco todas las pendientes, ni todas las orientaciones.
- Busca ayuda profesional: Alguien que haya hecho esto antes. El ojo técnico hace una gran diferencia.
- Elige plantas que funcionen bien ahí: Que no solo sobrevivan, sino que ayuden.
- Automatiza lo básico: Bombas, recirculación… hay formas de que todo funcione sin estar pendiente cada día.
- Piensa en conjunto: La piscina no va sola. Tiene que tener sentido con la casa, con el jardín y con las vistas.
Somos Construcciones Armalutx, tu Constructora en Mallorca
En Construcciones Armalutx, tu constructora en Mallorca de confianza, llevamos tiempo trabajando con piscinas naturales, sobre todo en contextos donde el paisaje tiene mucho que decir. En Mallorca eso se nota enseguida. No se trata de imponer una estructura, sino de acompañar lo que ya existe. Si te ronda la idea de tener un espacio así —con agua limpia, calma, integración y sentido—, te escuchamos. Nos gusta trabajar proyectos que tienen alma, y si el tuyo va por ahí, mejor aún.